miércoles, 29 de enero de 2014

Mamás solas



Somos muchísimas las madres en el mundo que criamos solas a nuestros hijos, es decir, sin convivir con nadie más que el niño. La mayoría de nosotras no deseó en principio esta situación, y la hemos asumido frecuentemente sin saber muy bien cómo nos arreglaríamos. Puede haber acontecido que hayamos quedado embarazadas de una relación ocasional y sin embargo hayamos sentido que por algún motivo misterioso, ese ser había sido engendrado y estábamos en condiciones de albergarlo, nutrirlo y llevar adelante el embarazo y el parto. Otras veces puede haber sucedido que el embarazo haya sido planeado dentro de la pareja pero el proyecto de seguir juntos no pudo perdurar, y por lo tanto hemos asumido continuar con el embarazo a pesar de la pérdida del hombre amado, el dolor o el desamparo. En muchas otras ocasiones, quizás las más frecuentes, se produce una separación o un divorcio con hijos ya nacidos. Puede suceder que el padre abandone definitivamente a la cría, por los motivos que sean, y las madres asumamos no sólo la crianza sino también la supervivencia de los hijos en términos económicos. La mayoría de las mujeres, aún en situaciones de riesgo, de falta de dinero, de inmadurez emocional o de soledad, permanecemos con nuestros hijos.
Para que abandonemos a los niños, la desesperación, el sentirnos al borde del abismo, la soledad extrema y el miedo tienen que inundar nuestras vidas. En cambio, si tenemos un mínimo registro de nuestras capacidades nutricias, si tenemos confianza en nosotras mismas, y sobre todo, si somos receptoras de apoyo y cobijo, permaneceremos con nuestros hijos aún en condiciones muy desfavorables.
La soledad es quizás el peor panorama para criar niños. Sin embargo, más allá de todas las dificultades reales y muy concretas, ser “mamá sola” posee algunas ventajas. La principal ventaja es que sabemos que estamos solas. Y los demás también lo saben. El hecho que la soledad sea palpable y visible, nos permite pedir ayuda al entorno con relativa sencillez. Esto que parece una obviedad, no lo es cuando vivimos en pareja. A veces  el sentimiento de  soledad es inmenso estando dentro de un matrimonio, pero en esos casos no es fácil reconocerlo y mucho menos que el entorno nos registre “solas” y necesitadas de recibir compañía y sostén.
Cuando criamos solas a los niños, y cuando además trabajamos porque somos las únicas generadoras de dinero, no tenemos más remedio que contar con los demás. Algunas mujeres recibimos apoyo de nuestras familias, donde el sostén se constituye naturalmente: pueden ser nuestras madres o nuestros padres que estén presentes, que ofrezcan ayuda económica, o incluso que en su función de abuelos cuiden directamente a los niños. A veces hay una hermana que actúa como soporte, un grupo de amigas solidarias, o una red laboral que equilibra la soledad y la resolución de problemas domésticos. Hay circunstancias donde estamos en condiciones de pagar ayuda doméstica o un canguro durante muchas horas del día. O existe una madrina del niño que se compromete una vez por semana a ocuparse de él. El jefe de la oficina se torna especialmente solidario porque sabe que somos “madre sola”. Nuestras amigas se organizan los fines de semana, nos invitan a reuniones y preparan los festejos de cumpleaños de nuestros niños. Lejos de ser una situación ideal, rescatemos el hecho de que la “soledad” es clara para todos, principalmente para nosotras. Y desde esa claridad, podemos actuar en consecuencia.
Casi todas las personas devenimos solidarias con una madre sola criando a sus hijos, porque todos podemos imaginar el enorme esfuerzo que conlleva y los obstáculos que en la vida cotidiana tiene que sortear la madre para cumplir con la diversidad de roles, y para que los niños estén bien cuidados y atendidos. Esa solidaridad colectiva, es posiblemente uno de los principales provechos. Y si ésa es nuestra realidad, vale la pena tomarla en cuenta.
Hay algunas otras ventajas menores: Cuando el bebe es pequeño, las madres podemos tener –si somos emocionalmente capaces- toda la disponibilidad afectiva para con el niño. Porque no habrá demanda por parte del varón de atención hacia él, ni de cuidados, ni de escucha, ni requerimientos domésticos. Es decir, si somos capaces de fundirnos en las demandas y necesidades del otro, será completamente en beneficio del niño pequeño en lugar de “dividirnos” entre los pedidos de unos y otros. Este tampoco es un tema menor, aunque no estemos acostumbradas a hablar abiertamente sobre las ambivalencias a la hora de atender a la pareja cuando reclama atención y cariño mientras el pequeño bebé espera su turno. Este “agotamiento” deseando satisfacer necesidades ajenas suele ser muy frecuente cuando estamos en pareja, y mucho más liviano cuando “sólo” nos ocupamos del bebé.
Otro hecho que se da mucho más naturalmente cuando estamos solas, es el dejarse fluir en el contacto corporal con el niño, especialmente por las noches. Cuando el cansancio nos agobia, cuando sólo queremos dormir y no tenemos más fuerzas, cuando el niño llora pidiendo contacto y caricias…pues no hay nadie para decirnos qué es lo correcto hacer o no hacer. No hay nadie para opinar a favor o en contra, nadie para dar consejos, nadie para ayudar pero tampoco nadie para interponerse. Simplemente nos tumbamos en la cama con el niño en brazos, tratando de dormir cuanto antes. Con el niño aferrado a nuestro cuerpo y sin molestar a nadie.
Parece una obviedad pero no lo es. La mayoría de las madres que vivimos en pareja y que quisiéramos intentar dormir por las noches trayendo a los niños a la cama, solemos encontrarnos con la negativa del varón, ya sea por prejuicio, por miedo, por incomodidad o por sentirse afuera del vínculo. En cambio, las mamás solas –en circunstancias similares- podemos decidir unilateralmente el mejor modo de atravesar las noches, que –todas lo sabemos- pueden constituir la parte más dura en la crianza de los niños pequeños.
Por supuesto que estar sola en la crianza y en la vida cotidiana, no es maravilloso ni mucho menos. Todos necesitamos compañía, interacción y diálogo. Y mucho más si estamos criando niños pequeños. Por lo tanto, si no tenemos pareja, nos veremos en la obligación de imaginar otros tipos de sostenes y ayudas, para que nuestra experiencia maternal sea lo más feliz posible y para que los niños reciban el amor y el cobijo que merecen.
Personalmente, creo que la mejor opción cuando no hay varón o no hay varón sostenedor, es la  red de mujeres. Tengo la certeza de que hemos sido diseñados como especie de mamíferos para vivir en comunidad, y que a lo largo de la historia hemos constituido tribus o aldeas para compartir la vida. Hoy en día los grandes centros urbanos se han convertido en el peor sistema para criar niños, ya que las madres estamos cada vez más solas y aisladas, por lo tanto los niños tienen pocas personas a quienes recurrir en sus rituales cotidianos.
Necesitamos reinventar un esquema antiguo pero con parámetros modernos, siempre y cuando haya un conjunto de mujeres criando niños. No importa cuántas ya que una sola madre no logra criar a un niño. Pero cinco madres juntas pueden criar a cien niños. El secreto está en el conjunto, en la solidaridad, la compañía y el apoyo mutuo.  Ninguna mujer debería pasar los días a solas con los niños en brazos. La maternidad es fácil cuando estamos acompañadas. No juzgadas ni criticadas ni aconsejadas. Simplemente junto a otras personas, en lo posible junto a otras mujeres que estén experimentando el mismo momento vital. Cuando las mujeres estamos intercambiando conversaciones, bromas, llantos o recuerdos con otras madres, nos resulta muy liviano permanecer con nuestros hijos. En cambio, cuando estamos solas, creemos que no somos capaces y suponemos que deberíamos dejar a los niños al cuidado de otras personas para “ocuparnos de nostras mismas”. Frecuentemente no registramos que el problema está en la soledad de permanecer junto al niño. No en nuestra incapacidad para amarlos.
Por eso, insisto, es responsabilidad de las mujeres reconocer que  necesitamos volver a juntarnos. Que si funcionamos colectivamente y dentro de circuitos femeninos, la maternidad puede resultar mucho más dulce y suave. Y que “mamá sola”,  es aquella que no es comprendida, apoyada ni incentivada, aunque conviva con muchas personas. Y “mamá acompañada” puede ser una mujer que no tenga pareja, pero que sin embargo cuente con el aval de su comunidad.
Laura Gutman
Fuente: www.lauragutman.com.ar

EL NIÑO CON SUS PADRES ES COMO UN ESPEJO

Si un niño no ama a su padre, que le resulta indiferente, es por culpa del adulto. Como no fue amado, es incapaz de sentir amor. Tiene el corazón blindado. ¿Sucede lo mismo con la madre? Una madre ausente, insatisfecha, que odia a los hombres, provoca en su hijo que se cierre las puertas del triunfo. Si no ha sido amado piensa que es porque no lo merece ¿Qué hacer cuando no se tienen sentimientos paternales? Si no tenemos sentimientos paternales, debemos imitar el amor. De imitación en imitación finalmente el corazón se libera de sus blindajes y deja expandirse el amor que siempre estuvo en él, pero retenido. Preguntamos al centro intelectual ¿Qué es ser un buen padre? Si no hacemos estos esfuerzos, en lugar de ternura daremos órdenes…convertidos en dictador. 

Alejandro Jodorowsky, extractos de Cabaret Místico.
Fuente Plano Sin Fin

lunes, 13 de enero de 2014

Un punto de vista femenino respecto a la paternidad

No son tiempos fáciles para varones ni mujeres. Nosotras hemos conquistado el mundo masculino y los varones han perdido sus identidades históricas. Necesitaremos algunas generaciones para volver a situarnos en un mundo sin reglas fijas.
La paternidad también ha dejado desubicados a los varones. Hay un aparente consenso respecto a los papás modernos que cambian pañales, que juegan con los niños o ayudan en las tareas domésticas. Y no mucho más.
Sin embargo, devenir madre o padre es por sobre todo, dejar de lado las prioridades personales y poner toda nuestra capacidad altruista al servicio del otro. La madre sostiene al niño. Y el padre sostiene a la madre. Al menos es lo que hay dentro del sistema de familia nuclear, que está lejos de ser el ideal para la crianza de los niños.
Pero las mujeres solemos confundir “sostén emocional” hacia nosotras con “ayuda concreta en la crianza del hijo”. Son dos situaciones bien distintas. Una madre sostenida puede sostener al niño. Una madre desamparada se “ahogará en un vaso de agua”, y reclamará desde la soledad cualquier cosa, en cualquier momento, sin lograr nunca quedar satisfecha, aunque el varón intente bañar al niño, lo lleve de paseo o se despierte de noche para calmarlo. Esto provocará el desconcierto del varón que no sabrá más qué hacer para tranquilizarla.
Si un papá cambia un pañal, está muy bien. Pero la condición excluyente para un funcionamiento familiar equilibrado, es la de operar como sostenedor emocional de la madre. No es necesario que el padre esté dentro del torbellino emocional, porque no es su función. Al contrario, se necesita alguien que mantenga su estructura emocional intacta sosteniendo el mundo material  para que la madre no se vea obligada a  abandonar el mundo emocional en el que está sumergidaEl padre no tiene que maternar, tiene que sostener a la madre en su rol de maternaje.
Tengo dos sugerencias para los varones emocionalmente maduros: Antes de salir a trabajar cada mañana, pregúntenle a su mujer: 1) “¿Cómo estás?” y 2) “¿qué necesitas de mí, hoy?”. Es sencillo.
La mayoría de los varones retoma su quehacer laboral, se baña y afeita cada mañana, desayuna y se va exactamente a la misma hora de siempre “como si nada hubiera sucedido”. Asimismo supone que nada de lo que acontezca en su ausencia le incumbe, y que su mujer, eficaz como siempre lo fue, podrá arreglarse sola con el bebé. Es falso.¿Acaso tiene que modificar su rutina? No. Tiene que preguntarle a su mujer qué necesita de él, hoy, aquí, ahora.
 Laura Gutman

Psicopedagoga
www.lauragutman.com.ar 

Dile que lo quieres


Cerremos los ojos y recordemos lo más hermoso que nos han dicho nuestros padres: Princesa…rey de la casa…mi vida…eres un encanto…cariño…mi corazón…mi amor…mi cielo…qué guapo…qué listo…

¿Estamos sonriendo?

Tal vez algunos de nosotros no logremos traer estos recuerdos, y en su lugar aparezcan sin permiso otros: qué tonto eres…pues sólo sabes mentir…que si sigues así se lo diré a tu padre…eres malo…no te quiero… ¿acaso no comprendes?...  ¿eres sordo?...distraída como su madre…

¿Estamos compungidos?

Lo que nuestros padres -o quienes se ocuparon de criarnos- hayan dicho, se ha constituido necesariamente en lo más sólido de nuestra identidad. Porque somos los adultos quienes nombramos cómo son las cosas. Por eso lo que decimos, es.

El niño pequeño no pone en duda lo que escucha de los mayores. Puede ser doloroso o gratificante, pero en todos los casos, la interpretación de los adultos es absolutamente certera para el niño que aprende a traducir al mundo a través del cristal de los mayores.

En este sentido, la intención con la que hablamos con los niños es importante. Si los amamos de verdad, seguramente nuestras palabras estarán cargadas de sentimientos cariñosos y suaves. Pero si estamos llenos de resentimiento, destilaremos odio aún cuando los niños no tengan nada que ver.

Es verdad que hay situaciones donde el niño se equivoca o hace algo inadecuado. Pues bien. Una cosa es conversar sobre eso que “hizo” mal, y otra cosa es que ese acto lo convierta en alguien que “es” malo. Sólo nuestro rencor puede confundir entre lo uno y lo otro. Si el niño, de tanto escuchar a sus padres diciendo lo mismo, se convence de que es malo, quedará atrapado por ese circuito donde “es” en la medida que es malo, y para ser malo, tiene que seguir haciendo todo lo que haga enfadar a sus padres. En ese punto, ha perdido toda esperanza de ser amado sin condiciones.

Para el niño “eternamente malo a ojos de sus padres”, siempre aparecerá otro individuo que actuará el personaje opuesto: “el eternamente bueno”. A veces es alguien tan cercano como el propio hermano o hermana, u otra persona muy próxima a la familia. Allí, en ese personaje, -no importa qué es lo que haga- recaerá toda la admiración y será nombrado por los padres como  alguien “bueno, inteligente y listo”. Esta es la prueba fehaciente de que no se trata de lo que cada uno es o hace, sino de la necesidad de los adultos de proyectar polarizadamente, nuestros lados aceptados y nuestros lados vergonzosos en otros individuos, para no hacernos cargo de quienes somos. Y también para dividir la vida en un costado bien negro y en otro bien blanco, de modo de tener cierta sensación de claridad. Que por supuesto no es tal.

Parece que los adultos necesitamos mostrar todo lo que los niños hacen mal, cuán ineptos o torpes son, para sentirnos un poquito más inteligentes. Es una paradoja, porque al actuar de esta forma, es obvio que somos increíblemente estúpidos.

Sin embargo las cosas son más sencillas de lo que parecen. Decirles a los niños que son hermosos, amados, bienvenidos, adorados, generosos, nobles, bellos, que son la luz de nuestros ojos y la alegría de nuestro corazón; genera hijos aún más agradables, sanos, felices y bien dispuestos. Y no hay nada más placentero que convivir con niños alegres, seguros y llenos de amor. No hay ningún motivo para no prodigarles palabras repletas de colores y sueños, salvo que estemos inundados de rabia y rencor. Es posible que las palabras bonitas no aparezcan en nuestro vocabulario, porque jamás las hemos recibido en nuestra infancia. En ese caso, nos toca aprenderlas con tenacidad y voluntad. Si hacemos ese trabajo ahora, nuestros hijos -al devenir padres- no tendrán que aprender esta lección. Porque surgirán de sus entrañas con total naturalidad, las palabras más bellas y las frases más gratificantes hacia sus hijos. Y esas cadenas de palabras amorosas se perpetuarán por generaciones y generaciones, sin que nuestros nietos y bisnietos reparen en ellas, porque harán parte de su genuina manera de ser.

Parece que nuestra generación es bisagra en la evolución de la sociedad occidental. A las mujeres nos toca aprender a trabajar y lidiar con el dinero. A ser autónomas. Nos toca aprender sobre nuestra sexualidad. A re aprender a ser madres con parámetros diferentes de los de nuestras madres y abuelas. Y nos toca aprender a amar. Por eso es posible que sintamos que es un enorme desafío y además es mucho trabajo, esto de criar a los niños de un modo diferente a como hemos sido criadas. Es verdad. Es mucho trabajo. Pero se lo estamos ahorrando a nuestra descendencia. Pensemos que es una inversión a futuro con riesgo cero. De ahora en más… ¡sólo palabras de amor para nuestros hijos! Gritemos al viento que los amamos hasta el cielo. Y más alto aún. Y más y más.
 Laura Gutman
Psicopedagoga 

lunes, 6 de enero de 2014

Como educar chicos felices?



Estos 10 tips han sido producto de estudios científicos y ayudarán a que tus hijos sean personas felices. Con información de Live Science.
1. ¡Las bromas ayudan!
Si bromeas con tu hijo y ayudas a desarrollar su sentido del humor, este tendrá más éxito social, según una investigación presentada en el Festival de Ciencia Social del Economic and Social Research Councils. Cuando los padres bromean con sus hijos, les dan a los niños las herramientas para pensar de forma creativa, hacer amigos y manejar el estrés. Así que siéntete libre para ser el bufón de la corte y de la casa, que tus hijos te lo agradecerán después.
2. Sé positivo
Los padres que expresan emociones negativas hacia sus hijos o son descuidados con ellos, tendrá niños agresivos ya desde la edad del kindergarten. Esas son malas noticias, ya que un comportamiento agresivo a los 5 años está vinculado a la agresividad más tarde en la vida, incluso con las futuras parejas. Así que si estás en un ciclo de padre enojado, que hace hijos enojados, que hacen padres enojados, trata de liberarte, porque esto aliviará problemas en tus hijos a largo plazo.
3. Fomenta la autocompasión
Investigaciones sugieren que la autocompasión es una habilidad muy importante, porque ayuda a las personas a mantenerse fuertes frente a los desafíos. Ojo, es ser compasivo con uno mismo, no que te des pena a ti mismo. La autocompasión se compone de la consciencia (la capacidad de manejar los pensamientos y emociones sin dejarse llevar ni reprimirlos), de la empatía con el sufrimiento de los demás, y de la auto-bondad, el reconocimiento de tu propio sufrimiento y el compromiso de resolver tus problemas. Los padres pueden utilizar la autocompasión cuando se enfrentan a dificultades en la crianza de los hijos. De este modo, pueden ser un ejemplo para sus los chicos.
4. Déjalos ir
Cuando los hijos vuelan del nido, las investigaciones sugieren que lo mejor es dejarlos ir. Se ha demostrado que los estudiantes universitarios con padres que interfieren son más propensos a ser ansiosos y menos abiertos a nuevas experiencias. Eso no significa que debes botar a tus hijos cuando cumplan 18 años, pero si desde ahora eres un padre sobreprotector, empieza a darle más espacio a tu pequeño.
5. Cuida tu relación
No solo por ti y tu pareja, sino por tus hijos. Se ha comprobado en estudios científicos que un hogar con estrés afecta el sueño de los niños. Y ese estrés en casa puede venir por una relación mala entre los padres. Un niño que no duerme bien, tiene problemas en su desarrollo ya que noaprende bien y no tiene buenas capacidades sociales.
6. Cuida tu salud mental
Si sospechas que estás deprimido, busca ayuda, para tu propio bien y el de tu hijo. Investigaciones sugieren que las madres deprimidas pelean más con los padres y no responden al llanto de sus bebés con la atención de una mamá sana. Se ha demostrado que los hijos de personas con depresión, viven estresados, aun desde la etapa pre-escolar.
7. Mamás, sean buenas con sus hijos
Un estudio afirma que los hijos hombres que tienen una relación sana con sus mamás presentan menos problemas de conducta. Los resultados, publicados en la revista Child Development, resaltan la necesidad de “apego seguro” entre los niños y sus padres, en el que los niños pueden acudir a mamá y papá como una “base segura” reconfortante antes de aventurarse en el mundo en general.
La buena relación madre-hijo también influye en la vida romántica futura del hombre. Aquellos que han tenido una relación cercanas a sus padres, son capaces de tener una relación cercana y exitosa luego con otro adulto.
8. No te preocupes por tu pequeño contestador
Los adolescentes que le contestan a sus padres pueden ser exasperantes, pero hay algo bueno en eso: se ha descubierto que justamente son esos chicos los que no caen en presiones sociales por parte de su grupo de amigos. Son adolescentes con mucha autonomía. Tampoco significa que para que los jóvenes sean autónomos, tengan que contestarle siempre a los padres. Por el contrario, se ha demostrado que una relación cercana con la madre, hace que los adolescentes sean menos influenciables por presiones externas. Habla con tu hijo, explícale calmadamente que sí puedendialogar, pero siempre con respeto.
9. No busques la perfección:
No existen los padres perfectos, así que no te presiones a ti mismo. De acuerdo a una publicación médica, Personality and Individual Differences, los nuevos padres sienten que la sociedad espera perfección de ellos, y se estresan demasiado. Por ello, desarrollan menos confianza en sus habilidades para criar a sus hijos. Hazle caso omiso a las críticas y presiones externas y conviértete en un padre más relajado. Recuerda que nadie es perfecto.
10. Conoce a tus hijos:
No existe un solo estilo de crianza perfecta. De hecho, los niños cuyos padres adaptaron su estilo de crianza a la personalidad de sus hijos tienen la mitad de la ansiedad y la depresión que sus compañeros con padres más rígidos, de acuerdo con un estudio publicado en agosto de 2011 en el Journal of Abnormal Child Psychology. La clave está en ayudar a tus hijos sobre la base de las señales que ellos te dan. Aprender a reconocer en tu hijo qué necesita, qué falta trabajar y qué podría mejorar.

viernes, 3 de enero de 2014



La teoría del apego tiene una relevancia universal, la importancia del contacto continuo con el bebé, sus cuidados y la sensibilidad a sus demandas están presentes en todos los modelos de crianzas derivados de los diferentes  medios culturales.
Los estilos de apego se desarrollan tempranamente y se mantienen generalmente durante toda la vida, permitiendo la formación de un modelo interno que integra por un lado creencias acerca de sí mismo y de los demás, y por el otro una serie de juicios que influyen en la formación y mantenimiento de las dinámicas relacionales durante toda la vida de individuo. Por esto resulta importante la figura del primer cuidador, generalmente la madre, ya que el tipo de relación que se establezca entre ésta y el niño será determinante en el estilo de apego que se desarrollará. No obstante, otras figuras significativas como el padre y los hermanos pasan a ocupar un lugar secundario y complementario, lo que permite establecer una jerarquía en las figuras de apego.

  • Para la crianza con apego, existen ocho principios fundamentales que promueven la vinculación segura entre los padres y el niño. Aunque ninguno de estos principios se derivan directamente de la investigación inicial, se presentan como prácticas de crianza que dan lugar a una vínculo seguro. Unos padres sensibles, coherentes en sus respuestas y disponibles emocionalmente garantizan un sano establecimiento de la vinculación emocional:

    1. Prepararse para el nacimiento del bebé.
    2. Comprender y responder de forma sensible a las necesidades emocionales del niño.
    3. Lactancia materna.
    4. Cargar en brazos al bebé.
    5. Compartir el sueño.
    6. Evitar las separaciones frecuentes o prolongadas.
    7. Usar la disciplina positiva.
    8. Mantener una vida familiar estable.

    Estos padres tratan de comprender las necesidades psicológicas de sus hijos, con la finalidad de no hacerse expectativas poco realistas de la conducta infantil. La disciplina para esta filosofía toma en cuenta la edad del niño para evitar la frustración que se produce cuando se esperan cosas más allá de la capacidad del pequeño. Disciplina significa orientar a los niños, mostrarles las consecuencias naturales de sus actos, la escucha, la modelización y descarta los medios punitivos como el cachete o el tiempo fuera.
    El Dr. Sears sostiene que un bebé es mentalmente incapaz de manipular para conseguir la atención de sus padres.
    La crianza con apego no significa que un niño no pueda por sí solo satisfacer sus necesidades, estará capacitado para ello en la medida que sus padres sean sensibles cuando estas surgen. Estas necesidades hay que entenderlas en el tiempo, como surgen, como cambian, cuales son sus circunstancias. Los padres deben ser flexibles e idear formas de responder a ellas adecuadamente siempre bajo un clima amoroso y conciliador. Por ejemplo, el bebé que pide estar en brazos, simplemente lo necesita y no lo pide porque “es un mañoso”, si esta necesidad está satisfecha, el bebé más adelante se sentirá seguro al comenzar la etapa del gateo, no pedirá tanto estar en brazos, pero surgirán otras necesidades acordes con su etapa evolutiva.
    Los niños a los cuales se les cría con desapego buscarán a lo largo de su vida otras formas de cubrir las necesidades dando lugar lamentablemente a trastornos.

  • de craneosacral.org

miércoles, 1 de enero de 2014

Querés ayudar a tus peques?


Las relaciones con sus familiares son aún su fuente principal de placer, aprendizaje y desarrollo. 
Que le hablen, le canten, le
muestren objetos y que lo hagan reír son sus mejores juguetes.

Cuando los niños se comportan de un modo inadecuado...


Cuando los niños se comportan de un modo inadecuado, los padres han de saber cómo responder. Los niños necesitan reglas y necesitan saber qué se espera de ellos para poder aprender a comportarse adecuadamente. Pero muchos padres se preguntan cómo deben enseñarles a sus hijos dichas reglas y qué deben hacer cuando los niños las quebrantan.

En primer lugar, los padres han de hablar entre ellos sobre las reglas que desean que cumplan sus hijos, de manera que tanto la madre como el padre les transmitan a sus hijos el mismo mensaje y esperen de ellos los mismos modos de comportamiento. Si cada uno les enseña normas diferentes, los niños estarán confusos respecto al modo más apropiado de comportarse y tendrán un comportamiento más inestable.

Es importante ver la disciplina como un modo de enseñar y no como un castigo. Las normas que se les enseñen los ayudarán a mantenerse seguros y a conocer la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. Dichas normas han de ser consistentes y predecibles. El niño tiene que tener claro lo que va a pasar si no las cumple y esas consecuencias deben suceder siempre, de un manera consistente. Las reglas no deben variarse según el capricho o conveniencia de los padres.

Una vez que ambos padres han establecido las normas, han de explicar a sus hijos que romper dichas normas les traerá consecuencias. Por ejemplo, puedes decirles: "Estas son las normas. Si se rompe esta norma sucederá lo siguiente:..." Los padres y los hijos deberían decidir juntos cuáles serán las consecuencia y las recompensas. Cuando tu hijo siga las normas, dile que te sientes contento por ello, que se ha comportado muy bien. Es decir, recompensa su buen comportamiento con palabras amables que le demuestren que te has dado cuenta de que ha seguido las normas. Eso reforzará su comportamiento porque estará teniendo consecuencias positivas para él o ella. A los niños les gusta agradar a sus padres y que se sientan orgullosos de ellos.

Los niños aprenden de la experiencia. Si su mal comportamiento tiene consecuencias, aprenden que son responsables de sus acciones, que su conducta, ya sea mala o buena, trae consigo una serie de consecuencias y que ellos pueden modificar dichas consecuencias modificando su comportamiento. Esta es una lección muy importante que los niños deben aprender para llegar a comportarse correctamente. Si dos de tus hijos se pelean por ver un determinado programa de televisión, apaga la tele. Si un niño derrama su vaso de zumo en la mesa porque está jugando con sus juguetes en ella en vez de comer, haz que limpie lo que ha manchado. No hagas comentarios que puedan herir su autoestima, como "eres tonto" o "no haces nada bien". Esos comentarios son nocivos y además no son necesarios para enseñarles disciplina. Hacerle limpiar el zumo derramado será mucho más efectivo. La próxima vez sabrá que si lo vuelve a tirar tendrá que volver a limpiarlo, que lo que ha hecho es responsabilidad suya y que ha de reparar el daño causado.

Otra consecuencia que puede ser útil consiste en suspender o eliminar algún privilegio. Por ejemplo, si tu hijo va en bicicleta por un lugar por el que sabe que no debe ir, quítale la bicicleta durante unos pocos días. Si no hace sus tareas, no lo dejes hacer algo especial, como alquilar una película de video.

Cuando los padres educan a sus hijos de una manera efectiva y adecuada, los niños son más equilibrados, están mejor ajustados y tienen un mayor autocontrol y una mayor confianza en sí mismos que los niños criados por padres demasiado autoritarios o demasiado permisivos.
Fuente CEPVI

Porqué deberíamos enviar a nuestros chicos a estudiar música?


Las ventajas de emprender estudios musicales son muchas más que los inconvenientes. Aquí les dejamos una docena para aquellos que esten indecisos o simplemente no se lo han planteado:

1. Desarrollo de la psicomotricidad

Para tocar un instrumento lo primero es conseguir que suene ya sea soplando, frotando un arco, pulsando una tecla o rasgando una cuerda. Una vez conseguido esto, el siguiente paso es dar “forma” al sonido y tocar notas concretas accionando los mecanismos necesarios. Todo ello mientras se lee la partitura. Un ejercicio de psicomotricidad de lo más completo.

2. Competencias en idiomas

Esa partitura de la que acabamos de hablar contiene instrucciones precisas sobre el ritmo, la altura, la duración, la velocidad, el carácter y la técnica precisa para tocar las notas; expresadas solamente con lineas, puntos, y algún que otro símbolo. Es como aprender a leer otro alfabeto, de la misma manera que si aprendemos ruso, griego o mandarín. Pero vamos más allá: la música tiene frases, sintagmas (semifrases) y palabras (motivos) que dan sentido al discurso musical, un auténtico sistema sintáctico que da coherencia a la música. Mientras aprenden música mejorarán su aprendizaje en conceptos propios de las lenguas y las competencias necesarias para aprehenderlas.

3. Pensamiento lógico

Especialmente en los primeros cursos -en los que se asimilan e interiorizan los conceptos básicos de la música-, las matemáticas y la lógica son fundamentales para comprender e interpretar el ritmo. Por eso, estudiar música desarrolla el razonamiento lógico-matemático y estructura los mapas mentales.

4. Pensamiento múltiple

Además de la psicomotricidad que mencionábamos para tocar el instrumento, hay que tener en cuenta que las notas deben sonar con la duración, afinación, intensidad, ritmo e intención que se nos pide en la partitura. O que nos pide el director. O nuestro compañero de atril. O todos a la vez.

5. Sensibilidad artística

Por encima de cualquier requerimiento técnico la música es un arte. Siendo así, tocar un instrumento desarrolla la creatividad a través de la experimentación, canaliza la exteriorización de los sentimientos y fomenta el desarrollo del criterio artístico.

6. Capacidad de autoescucha y reflexión

Es evidente que para dominar un instrumento hay que escuchar lo que se está tocando, analizarlo y corregir lo que sea necesario. Con el tiempo, el hábito de escucharse a uno mismo va más allá del instrumento y con ello el análisis y la reflexión de lo que nos decimos a nosotros mismos.

7. Empatía y habilidades sociales

Además de escucharse a sí mismo, para poder tocar en grupo es imprescindible escuchar a los demás, por lo que se desarrolla la empatía. Si el grupo es grande, como una banda o una orquesta, también se desarrollan las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás miembros.

8. Educación en valores

Tocar con solvencia un instrumento no es fácil ni rápido. Requiere trabajo constante, esfuerzo y perseverancia; unos valores que la inmediatez de nuestro acelerado mundo parecen haber olvidado. Al mismo tiempo, tocando en público deberán superar sus miedos.

9. Autoestima

Los pequeños avances que día a día experimentará serán una fuente de satisfacción que gratificarán todo el esfuerzo invertido. A medio plazo el control sobre el instrumento será mayor, con lo que también crecerá la motivación y el perfeccionismo; al cabo de los años podrá mirar atrás y ver que ha merecido la pena y todo ha sido posible gracias a sí mismo.

10. Serán más responsables y cuidadosos

A excepción de los instrumentos más grandes (piano, órgano, clave, arpa, percusión, contrabajo…), cada estudiante utiliza su propio instrumento, tanto en el estudio personal como en clase. Los instrumentos musicales son delicados y por tanto requieren cierto cuidado en su manipulación y mantenimiento; en otras palabras: un instrumento necesita que seamos responsables y cuidadosos con él.

11. La casa será más alegre

Vale, un estudiante repitiendo hasta la saciedad la misma pieza (que encima suena desafinada) puede llegar a cansar, pero hay que reconocer que siempre da alegría a la casa (o al bloque de pisos, o a la calle entera…).

12. Queda muy bien en las celebraciones familiares

La escena de los más pequeños amenizando la velada con sus instrumentos es un clásico. Ellos contentos de demostrar lo que son capaces de hacer y los mayores babeando de verlo. Entrañable.



En definitiva, estudiar música es un ejercicio de los más completo, que ayuda a los más pequeños a desarrollar sus capacidades intelectuales, sociales y personales mientras se divierten. ¿Qué más se puede pedir?
De unadocenade.com

Todos los chicos tiene una habilidad artística




El desarrollo de las capacidades artísticas en los niños no siempre recibe la misma importancia que otros aprendizajes como las matemáticas, el inglés, el lenguaje o las ciencias. En ocasiones actividades como el dibujo o las manualidades quedan relegadas a que el niño se entretenga y nos deje tranquilos un rato. Sin embargo, como vamos a ver el aprendizaje artístico es un instrumento muy importante para el aprendizaje y desarrollo del niño.
A través de las actividades artísticas los niños potencian su creatividad, aprenden autodisciplina y ganan confianza en sí mismos. Y no sólo eso, sino que les ayuda a contemplar y comprender el mundo con otros ojos. También se convierte en una forma en la que pueden expresar sus sentimientos, sus ilusiones y sus pensamientos, ya que sus creaciones son reflejo de lo que ocurre en su mundo interior.
La importancia de las actividades artísticas
En el plano del aprendizaje, estimular la capacidad artística del niño a través de actividades como las manualidades le ayuda a analizar, a descomponer e interpretar una situación para conseguir un objetivo. Esta consecuencia está cada vez más sustentada por investigaciones que demuestran que la implicación de los niños en actividades manuales les ayuda en su desarrollo académico y se convierten en un instrumento que favorece el aprendizaje global de una forma inmejorable.
A los niños les encanta crear, interpretar y hacer cosas. Y esto tiene un impacto directo en su autoestima.
Ideas para estimular las capacidades artísticas
Por eso, los padres pueden y deben apoyar al niño de diferentes formas:
·         Dale ideas para que las desarrolle: Orienta al niño con algunas ideas para que las haga realidad, o dale una idea que luego él la pueda hacer evolucionar. Por ejemplo, puedes empezar con un cuento y decirle que imagine el resto de la historia, escribiéndola o dibujándola.
·         ¡Juzgar no está permitido!: Cuando el niño está investigando en su creación o probando cosas nuevas, debes procurar que se sienta cómodo, ya que esto le permitirá seguir desarrollando su talento. Si dibuja algo que no sabes muy bien qué es, no hieras su creatividad diciendo que su perro parece una oveja. Al contrario pregúntale por lo que ha hecho y destaca algún detalle original. Con el tiempo, mejorará la técnica.
·         Utiliza las emociones: Aprovecha los tiempos de lectura para introducir elementos de plasticidad. Interpreta, gesticula y añade mucha emoción a la lectura o la manualidad que esté haciendo. Esto le ayudará a desinhibirse y a interpretar junto a tí.
·         Emite sonidos: ¿Conoces la cantidad de ruiditos que hacen los libros multimedia y que atraen la atención del niño?. Anímate y conviértete en animador/a de la escena y haz un sin fin de ruiditos mientras que estáis leyendo juntos.
·         Escucha y baila con música: Escuchar canciones infantiles o la música que más le gusta y bailar al mismo tiempo interpretando diferentes papeles tiene también efectos muy beneficiosos en la creatividad del niño.
·         ¡Sé su fan!: Así le ayudas construir su autoestima y le das confianza en que lo que hace está bien. Anímale a desarrollar su individualidad al máximo y a sacar todo su talento.
·         Háblale sobre Arte: Aunque no suele ser una conversación habitual con los niños hay ocasiones en que una visita a un museo o una exposición puede ayudarte a interesar al niño en estos temas. Aunque tampoco hace falta ir muy lejos, un cuadro, una escultura o un tapiz que haya en casa, también puede servir para llamar la atención del niño.
·         Crea un espacio con los materiales: En casa podemos reservar un espacio en el que los niños puedan crear, bien con juegos o con materiales que tengas por casa, como lápices de colores, acuarelas, arcilla, plastilina o materiales reciclados para inventar cosas nuevas. Deja que ensucie, mezcle y cree con todo lo que encuentre a mano.
Potenciar la creatividad infantil es algo necesario para el aprendizaje integral del niño. Ten a su alcance siempre materiales y dale ideas para que desarrolle su creatividad y expresión artística. Así estarás contribuyendo a que exprese sus sentimientos, sus ilusiones y sus pensamientos Anímale, convirtiéndote en su principal fan, animándole a bailar, interpretar, disfrazarse o a jugar con marionetas hechas con sus manos. Las posibilidades son infinitas y sus beneficios mucho más.
Escrito por educakids

Ten siempre presente este mensaje...



En función de cómo sean dicho mensajes, vamos a gozar de un niño de un buen nivel de salud emocional o bien los vamos a ver con desequilibrios e infelices.