martes, 15 de julio de 2014

Juegos infantiles de antaño en extinción? Entre la memoria y la nostalgia.

En los últimos años, esta realidad ha llevado a padres de familia, docentes, académicos y jóvenes a debatir, en países como España, Argentina, Bolivia, México y Estados Unidos sobre la “nocividad” de los juegos de ahora o las “bonanzas” de los de antaño; la necesidad de rescatar estos últimos o dejar que las nuevas generaciones vivan su época.
El extinto comunicador argentino Roberto Galán decía: “lo nuevo no es sinónimo de mejor, ni viejo sinónimo de malo, y viceversa”; al aplicarlo a este debate podría situarse como péndulo entre quienes piensan como: “sigo sosteniendo que antes era mejor, nos divertíamos y había más creatividad” o, “los que extrañan las costumbres anticuadas son los que no entienden de tecnología ni de las costumbres sociales nuevas”.
El historiador Celso Lara, director del Centro de Estudios Folklóricos (Cefol) sostiene que el juego ha sido desde siempre un elemento de cohesión social, por su transmisión de una generación a otra y porque a través de él, el niño o la niña aprende a convivir en sociedad, de ahí que es partidario de la idea que los juegos de antaño hoy casi extintos o en algunos casos ya no practicados, jugaban mejor ese rol.
Lara sostiene que uno de los principales valores de esos juegos era la libertad, pues se realizaban en áreas abiertas, permitía al niño desenvolverse y desarrollar su creatividad, su sentido de sociabilidad, contrario a los actuales que por lo general hacen que el niño se encierre y juegue solo, no permite la interacción, comunicación y el trabajo de grupo.
Miguel Álvarez, cronista de la ciudad de Guatemala, considera que la industrialización y el proceso de globalización han incidido en los cambios en términos de urbanismo, seguridad y la expansión de la tecnología, que ha propiciado el desarrollo de nuevos modelos de distracción, en detrimento de los de antaño.
Aplicaciones educativas
En muchas ciudades de los países donde se discute ampliamente el tema, se han iniciado esfuerzos desde la sociedad y los gobiernos por recuperar estos valores e incorporarlos al pensum de estudios. En Guatemala, una propuesta similar fue impulsada desde la década de 1990 por la historiadora Ofelia Déleon Meléndez, pero ha tenido poco eco.
De hecho, en la bibliografía desarrollada por Déleon se destaca que los juegos populares y tradicionales de antaño, desde un punto de vista psicológico están vinculados con la creatividad, el aprendizaje de la lengua, la solución de problemas y el desarrollo de los papeles sociales. “Además, a través del él, el niño expresa sus emociones, adquiere nuevas experiencias y aprende a ser miembro de un grupo”, describe.
En términos pedagógicos y educativos, la historiadora anota que es mediante el juego, que el niño se inicia en los comportamientos del adulto; en los papeles que tendrá que desempeñar en su vida futura; desarrolla aptitudes físicas, verbales, intelectuales y capacidades de comunicación.
Sociológica y etnológicamente, “los juegos constituyen un medio excelentes para el aprendizaje de los valores culturales de la sociedad, los cuales son representados de manera simbólica en las reglas del juego y a través del empleo de motivos decorativos tradicionales”, afirma.
¿Memoria nostálgica?
En Guatemala, los juegos infantiles populares y tradicionales pueden clasificarse en prehispánicos, coloniales y mixtos; grupales e individuales; para niños y para niñas; propios de algunas comunidades o adaptados; con instrumentos y materiales o no; que requieren de mucho esfuerzo, competición, de azar o simulacro…, entre otros:
Los Piloyes
Este juego se realiza utilizando piloyes (una especia de frijol grande de color rojo o veteados). Cada jugador debe contar con una cantidad de diversos colores; uno es partido a la mitad y se sortea a quién le toca el primer turno. El favorecido arroja las dos mitades al suelo, preguntando ¿ cara o carne ? Si el compañero acierta se le paga con un piloy entero y le corresponde arrojar las dos mitades y hacer la misma pregunta; si no acierta tiene que pagar. El juego termina cuando un jugador obtiene todos los piloyes del otro.
Los cincos o canicas
Esto juego lo practican más los varones, y el número de jugadores no es fijo, va de dos en adelante. Se establece una línea que se llama “mica”; desde un sitio alejado se tiran los cincos para ver quién se acerca más a la “mica”; el más próximo es quién inicia el juego (es “primas”) y así sucesivamente. Se dibuja un óvalo con una línea en medio en el suelo y cada jugador coloca una canica dentro de la figura; el juego es sacar los cincos de allí; gana quien le pega y saca el mayor número de canicas, los cuales se los lleva de premio. Existen otras variantes del juego.
Los Barriletes
También se les conoce como papalotes o cometas. Se acostumbra volarlos durante los meses de mayor viento (noviembre y diciembre). El barrilete puede ser elaborado por los propios niños. La cara anterior se confecciona con papel de china de distintos colores y la armazón con varillas de caña liviana. En los costados lleva flecos de papel y se le añade una “cola” de papel. Se compite por elevar más la cometa.
El Aro
Un aro, normalmente de hierro y algunas veces se usaban las llantas de las bicicletas, a las que previamente se quitan los radios, u orillas de toneles; y una manilla, que puede ser de madera o un trozo de alambre con una de las puntas dobladas en forma de “u” o como horqueta para enganchar con ella el aro. El juego en sí consiste en llevar rodando el aro lo más lejos posible utilizando la manilla para dirigirlo.
Capirucho Generalmente participaban dos jugadores varones. El capirucho es confeccionado con un carrizo de madera de los que sirven para enrollar hilos. El carrizo es pulido; además, se emplea un cordón de pita y un palito de madera. El juego consiste en lanzar el carrizo y meterlo en el palito. Cada acierto se cuenta de 10 en 10 hasta completar 100 puntos, que deben hacer sin interrupción; si no se acierta una vez, el turno le corresponde al otro jugador. El ganador es el que logra completar los puntos en menos jugadas.
Saltar la cuerdaEste es un juego practicado casi siempre por las niñas. Se utiliza una cuerda o lazo, el cual es sostenido y hecho girar por dos niñas; la otra o las otras brincan la cuerda. Algunas variantes son que se brinca individualmente, en pareja o en grupo. También puede saltar cuerda un jugador haciendo girarla él mismo.
Gallina Ciega
Se inicia escogiendo o solicitando un voluntario para hacer de “gallina ciega”; luego se le vendan los ojos y se le coloca en el centro de un círculo que han formado los demás jugadores. Se solicita a los jugadores que digan cuántas vueltas deberán dar a la “gallina” (no más de diez); al finalizar todos gritan “gallina ciega, busca a tus pollos” y al mismo tiempo corren a su alrededor, para no ser alcanzados. Cuando la gallina atrapa a alguno, a éste le corresponde representar el papel de “gallina ciega”.
Tejos Cada jugador debe buscar un tiesto, de barro o piedra circular y plana, de manera que pueda asentarse en el suelo al ser lanzado. Los jugadores desde una línea a cierta distancia, tratan de “botar” un “viejo”, que puede ser una batería o un bote sobre el cual se colocan fichas que los niños ponen como entrada al juego. Se debe derribar el “viejo y el tejo debe quedar a una “cuarta” de cada ficha para ganarlas.
El Trompo
Se fabrica con una pieza de madera dura en forma cónica con una punta de metal sobre el que se lo hace girar. En la parte superior tiene una especie de cilindro chato o sombrerito que sirve de apoyo para enrollar el hilo. Existen una serie de variantes del juego, pero el principal objetivo es lucir las mejores técnicas para hacer bailar el trompo por más tiempo, y tratar de ganarle al del contrincante, según sea la modalidad del juego y sus reglas.
El Avioncito o Rayuela
En el suelo se dibuja una plataforma con diversas categorías. La partida comienza cuando el primer jugador tira un tejo en la primera casilla trazada; luego debe saltar en un pie hacia dicha categoría, recoger el tejo siempre en un pie y volver hacia la partida. Si lo consigue, intentará con la segunda casilla; si no, cederá su turno al otro jugador.
La Escondida
Uno de los participantes cuenta de uno al 20, tapándose los ojos con las manos, frente a una pared, el resto de los participantes se esconde. Cuando termina grita “ya voy”, y busca al resto de jugadores; los que va encontrando los lleva a la casa que puede ser un árbol o un punto establecido y éstos van tomándose de la mano, formando una cadena que se estira y mueve para intentar que los otros compañeros les toquen y puedan ser salvados más fácilmente.
Fuente: dca.gog.gt

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