martes, 29 de abril de 2014

ENSEÑAR A PREGUNTAR


Sabemos que la distribución del derecho a la pregunta no es igual para el maestro que para el alumno. Tradicionalmente el docente es el que interroga y el niño se siente, en una clara interpretación del mandato social, obligado a la brevedad. 
Paulo Freire (1921-1997) analiza el problema y, entre otros aspectos, habla del miedo a la pregunta por parte del maestro.
Los maestros tenemos que hacer florecer la curiosidad del niño, crear junto a ellos herramientas de búsquedas conjuntas, en síntesis enseñar a preguntar. Aunque nos saque muchas veces de la zona de comodidad.
Necesitamos incluir a todos, comenzando por el niño preguntón que no debiera sentirse como un estorbo, el desafío es enseñarle a preguntar y a argumentar con respeto. También es importante ayudar al alumno que pregunta lo obvio, a ajustar sus dudas, a hilar más fino. Y por supuesto, no olvidemos al alumno tímido, que tiene que ser alentado a expresarse, aunque nos alejemos del estéril confort de su silencio.
El niño que pregunta y se pregunta será un ciudadano que no aceptará cualquier respuesta, será un ser creativo abierto y perseverante, pues sabrá que no hay una sola respuesta y menos aún definitiva. 


 por Mónica E. López 

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